Sociedad

Tarija: Por la pandemia, las ventas de miel en Tarija “se dispararon”

Para reconocer que es un producto natural, se puede echar un chorrito en un vaso con agua y si baja sin disolverse es pura, pero si es falsificada se va diluyendo hasta caer al fondo, el dulce producto es recomendado porque previene diversas enfermedades

 

A causa de la pandemia provocada por el coronavirus, y al ser un producto recomendado para prevenir diversas enfermedades, las ventas de miel y sus derivados se dispararon y subieron hasta un 100 por ciento respecto a anteriores meses. Además, el número de apicultores también aumentó.

El productor del valle central de Tarija, Wilber Bustos, apuntó que se duplicó el consumo de la miel, la gente también empezó a comprar otros elementos relacionados como el propóleo y el polen, hubo una buena cosecha y “las ventas aumentaron en un 100 por ciento, si uno tenía 10 clientes ahora tiene otros 10 fijos que te consumen el doble”, explicó.

Aumento

La población de apicultores también va en aumento, gracias a que existen cursos virtuales de distintas entidades que fomentan esta actividad, mucha gente se inclina por aprender y practicarla, incluso para su consumo propio.

El incremento es porque se trata de un rubro netamente familiar, explicó Bustos, entre todas las asociaciones que los agrupan hasta antes de la pandemia alcanzaban a entre 1.500 y 2.000, pero después aumentaron en unas 100 personas más. Las colmenas se las instalan en la época de floración, que en valle central es entre septiembre y marzo.

“También hay nichos de mercado, la canasta del adulto mayor ahora incluye la miel. Cada año vamos en aumento, el que tiene 30 colmenas, como ya ha vendido toda su producción, para la próxima cosecha instalará otras 30 más”, adelantó.

A su turno, el miembro de la Asociación Departamental de Apicultores de Tarija (ADAT), Iván Martínez Orozco, coincidió en que el consumo se incrementó en esta temporada en un rango de más del 80 por ciento. Apuntó que el productor vende a 35 bolivianos el kilo y los intermediarios, que le ponen el envase y la etiqueta con registro sanitario, lo expenden entre 55 y 60.

Según el presidente de ADAT, Carlos Benítez, muchos de los productores realizan una inversión propia en sus colmenas, unos consiguen financiamiento y otros con los recursos que tienen amplían su actividad. “En la entidad tenemos registrados a 549 apicultores, actualmente se calcula que existen unos 1.200”, agregó.

Respecto a la posibilidad de realizar exportaciones, Benítez explicó que es un tema pendiente a trabajar, se deben fortalecer institucionalmente y tener las condiciones necesarias para hacerlo, recibir asistencia técnica en sanidad y nutrición apícola en cada uno de los municipios que se tengan colmenas artificiales certificadas y realizar un censo para ver la capacidad de obtención.

En el Chaco

El presidente de la Asociación del rubro en Villa Montes, Carlos Borda, explicó que en esa región existen dos campañas, la de primavera que ya empieza y la del verano. Espera que la primera sea buena porque ya existe una considerable floración tanto en el pie de monte como en la zona de transición.

De ambas, el año pasado se logró guardar unas 170 toneladas (t) de miel, e iniciada la pandemia 50 fueron a parar a la Empresa Boliviana de Alimentos (EBA), “y el saldo que teníamos fue vendido absolutamente todo”, subrayó a tiempo de anticipar que para este año se pretende cosechar 250 t.

Cómo reconocer miel adulterada

Según Iván Martínez, las personas, para no ser engañadas con una miel adulterada, deben comprar de un apicultor conocido. Pero existen formas sencillas para reconocer cuando lo está, por ejemplo, echar un chorrito en un vaso con agua y si baja sin disolverse es pura, pero si es falsificada se va disolviendo hasta caer al fondo. “Otra forma es por el aroma y el gusto”, agregó.

Por su parte, Carlos Benítez indicó que para falsear la miel le agregan glucosa líquida, un almíbar que se hace del azúcar de caña, ya sea blanca o morena y es una práctica que realizan algunos vendedores para estirarla más y conseguir más ganancias, coincidió en recomendar en realizar la prueba del agua. También recomendó a la población consumir de los productores conocidos y garantizados y no comprar de la calle porque su procedencia es desconocida.

Mientras, Carlos Borda fue más técnico, explicó que se pone en un recipiente unos 20 mililitros (ml) de miel y otra cantidad similar de agua, se les agrega unas cinco a 10 gotas de yodo y se bate. Si el compuesto se torna azul esta adulterada y cuando es pura no varía el color, aunque en algunos casos se oscurece un poco.

Fuente: elpais.bo

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